Salir del cine es algo especial…

[Sevilla, España – 20 de noviembre de 2015]

No quiero añadir palabras a esta descripción de Barthes. Al leer el libro que cito a continuación, simplemente me gustó y, como en el momento fundacional de este blog, no se bien por qué, pero me entraron ganas de escribirla, para difundirla, para compartirla, o quizás simplemente para reproducirla como si de un acto de reflexión pública se tratara.

El que os está hablando en estos momentos tiene que reconocer una cosa: que le gusta salir de los cines. Al encontrarse en la calle iluminada y un tanto vacía (siempre va al cine por la noche, entre semana) y mientras se dirige perezosamente hacia algún café, caminando silenciosamente (no le gusta hablar, inmediatamente, del film que acaba de ver), un poco entumecido, encogido, friolero, en resumen somnoliento: sólo piensa en que tiene sueño; su cuerpo se ha convertido en algo relajado, suave, apacible: blando como un gato dormido se nota como desarticulado, o mejor dicho (pues no puede haber otro reposo para una organización moral) irresponsable. En fin, que es evidente que sale de un estado hipnótico. Y el poder que está percibiendo, de entre todos los de la hipnosis (vieja linterna psicoanalítica que el psicoanálisis sólo trata con condescendencia), es el más antiguo: el poder de curación.

Roland Barthes, 1975 [1]

Comparto la sensaciones de Barthes y, bien con filmes malos o filmes buenos, a mi también me encanta la sensación de salir del cine. Cuando se trata de una película que me ha gustado especialmente, llegar al final de su proyección me resulta algo triste, nostálgico y desorientador. Pero igualmente, salir de una sala cinematográfica habiendo vivido un viaje a través del cine me resulta siempre fascinante; es único: entras siendo tú mismo y sales siendo tú mismo más esa historia y las experiencias que puedas asociarle. Los primeros momentos después de haber visto una película en el cine son cuando te das cuenta de que tu visión del mundo y de ti mismo han cambiado un poco. Sales emocionado, sales imaginando, sales cansado, sales perturbado, sales entusiasmado: sales (in)diferente.

REF. BIBLIOGRÁFICA:

[1] Cita publicada en: Montiel, Alejandro. (1999). Teorías del cine: un balance histórico. Barcelona: Montesinos. Pag. 94