[Boston, Massachusetts – 7 de mayo de 2016]
Ahora desde Boston, retomo este blog inspirado por lo que anoche descubrí en el Museum of Fina Arts (MFA) de esta famosa ciudad estadounidense. Todos los primeros viernes del mes, este gran museo, con una de las mejores colecciones de arte del país, abre sus puertas hasta la medianoche para el placer de los visitantes que buscan disfrutar de la noche “con mucho arte” (y valga la redundancia).
Entre cuadros de Picasso, capiteles romanos o esculturas aztecas (este museo es sin duda un gran contenedor de arte de varios períodos históricos, áreas geográficas y procedencias culturales para vivir una verdadera experiencia museística intercultural), en estos meses y hasta mediados de julio 2016, el MFA ofrece una exposición de arte contemporáneo de lo más interesante e impactante. Se denomina ‘Mega Cities Asia’ (Mega Ciudades Asia) y está dedicada a una decena de artistas asiáticos que exploran el concepto y la realidad de las grandes metrópolis que abundan en este continente. Entre varias obras (entre las que hay también creaciones del reconocido artista chino Ai Weiwei), la instalación “Super-Natural” del autor surcoreano Han Seok Hyun fue uno de las propuestas artísticas que más me impactó e inspiró. Aquí añado la foto que pude sacar con mi teléfono, pero en este enlace puede encontrarse más información tanto sobre el autor como sobre su creación: http://www.mfa.org/exhibitions/megacities-asia/artist-statements/han-seok-hyun .
“Super- Natural” explora, a través de esta presentación armónica de productos de consumo masivo de color verde (producidos y en circulación comercial tanto en Corea del Sur como en EE.UU.), cómo en la vida urbana global, cada vez más dominante en nuestro presente, intentamos (re)producir referentes estéticos y conceptuales que nos recuerden la posibilidad de encontrar o percibir “lo natural” en las prácticas y hábitos de consumo diarios. Desde productos alimentarios comercializados como “sanos y naturales” en las estanterías refrigeradas de nuestros supermercados, hasta productos sintéticos que celebran su compromiso con los plásticos reciclados y las variadas prácticas de “repurposing”, esta instalación impacta por su dimensión, su armonía de color, pero sobre todo por las realidades de nuestras culturas urbanas de consumismo masivo de las que nos habla con simplemente presentarnos cientos de productos “verdes” que todos poseemos en nuestras casas.
Y si bien estos textos artísticos nos hablan de referentes y contextos socio-económicos algo distantes, de culturas distintas y de experiencias diferentes, al ver este trabajo, simplemente por su color, no he podido dejar de pensar en el famoso poema de Federico García Lorca, que facilito aquí para disfrutar también de unos versos – acompañados de la homónima canción que recita el poema.
Si el arte no es más que la expresión de ideas y propuestas estéticas que estimulan nuestros sentimientos, la poética que encontré en estas obras diferentes me ha servido anoche para hacer del “verde” una importante (re)flexión (inter)cultural.
Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña.
Verde, que yo te quiero verde.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en la baranda
verdes carne, pelo verde
su cuerpo de fría plata.
Compadre quiero cambiar
mi caballo por tu casa
mi montura por tu espejo
mi cuchillo por tu manta.
Compadre vengo sangrando
desde los Puerta de Cabra
y si yo fuera mocito
este trato lo cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa
dejadme subir al menos
hasta las altas barandas.
Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
Compadre donde está dime,
donde está esa niña amarga
cuantas veces la esperé
cuantas veces la esperaba.
[Romance Sonámbulo, Federico García Lorca]